Quizá de manera sorpresiva hasta para sí mismo, un ambiguo y oscuro político de segunda línea del Nordeste brasileño acabó ocupando la Presidencia. Una crisis inédita en el Brasil, junto a un discurso de tipo mesiánico que depositó su efecto en el choque contra la política, los políticos y los diversos actores sociales, acumulan hoy cada vez más tensión derivando a un estado de situación en el cual cabe cada vez menos el optimismo