Celoso del poder aunque inseguro en las decisiones, trabajador infatigable pero también impredecible, con una desconfianza innata hacia la gente que eventualmente lo rodea, Alberto Fujimori lleva adelante en el Perú un ajuste estructural sostenido por los sectores de la inteligencia militar. Mientras tanto la pobreza, la violencia y las políticas erráticas van condicionando los escasos canales de comunicación entre el Presidente y los ciudadanos.