La transición política que vive El Salvador, acelerada desde el 16 de enero de 1992, fecha histórica signada por la firma de los acuerdos de paz entre el FMLN y el gobierno, ha sufrido numerosos altibajos. Esto es lógico si partimos de la base de que los traumas y conflictos que se acumularon durante los 12 años de guerra civil apenas comienzan a cicatrizar en la sociedad. Los saldos del conflicto: económicos, demográficos, sociales, políticos, humanos, además de las repercusiones internacionales que tuvo la guerra civil salvadoreña, hacen evidente los retos que debe afrontar ese país y su población para restaurar su sistema económico, la confianza política entre todos los sectores involucrados y sentar las bases para una nueva convivencia social.