Un proceso de modernización excluyente, acentuado en los años 80, transformó a los actores sociales y también sus relaciones en el sector rural. Los latifundistas han quedado subordinados a las fuerzas del capitalismo global y nacional. La economía campesina, a pesar de que todavía es un proveedor importante de empleo y alimentos básicos, es un sector relativamente en decadencia, y muchos campesinos han sido marginados como productores, quedando condenados a un nivel de subsistencia mínimo y/o a buscar empleos asalariados.