La derrota obrera frente al neoliberalismo, así como la reestructuración productiva desde los 80 con la flexibilidad y descentralización de las relaciones laborales a nivel de empresa, cambiaron los énfasis de la investigación hacia la fragmentación de los mercados de trabajo, el cambio tecnológico y de organización laboral. Como consecuencia de ello se encaró el estudio de la crisis sindical. Otro ámbito de la polémica acerca del futuro del trabajo ha preocupado, sobre todo, a teóricos provenientes del marxismo o que lo han tenido como interlocutor: la centralidad del trabajo en la estructuración de las otras relaciones sociales y, en particular, la capacidad de la clase obrera de tornarse sujeto colectivo portador de un proyecto alternativo anticapitalista. Esta polémica se cruza con la anterior, pero tiene alcances teóricos más amplios desde el momento en que teorías más abarcadoras y abstractas como la posmodernidad, la elección racional o la competencia comunicativa están implicadas en la discusión.