La industrialización en Centroamérica ha recibido un nuevo ímpetu con el desarrollo de un patrón industrializador orientado hacia la exportación, que se manifiesta en el crecimiento de empresas de maquila y la proliferación de zonas francas. El presente artículo intenta evaluar este nuevo esquema en términos de sus efectos sociales, lo que supone analizar sus consecuencias laborales. Para ello se toman como referentes las tendencias históricas, inducidas por la modernización capitalista, que han configurado el mundo del trabajo en la región: la generación insuficiente de empleo; la precariedad de las relaciones laborales; y la constitución de sujetos y actores laborales signados por la vulnerabilidad. La conclusión es que, si bien este nuevo patrón no agrava las tendencias mencionadas, no parece que vaya a tener un impacto significativo en aliviar los problemas sociales de la región.