Forma parte del sentido común económico internacional la convicción de que algunos organismos rectores de la economía mundial, básicamente el FMI y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, se manejan según criterios basados en la investigación y la evidencia. Sin embargo esto no es así. No son los mejores quienes trabajan en estos organismos, como tampoco estos organismos proponen o imponen las políticas más adecuadas y razonables. Estados Unidos exporta así políticas económicas de manera poco democrática, de forma tal que protestas como las de Seattle, en 1999, o de Washington en 2000, resultan perfectamente comprensibles.
One of the elements of conventional economic wisdom is that the key organizations which affect the world economy, like the IMF or the United States' Treasury Department, function on the basis of criteria rooted in solid research and the best available evidence. But the best economists do not work in these organisms. Nor is it true that these organisms propose or impose the most adequate or reasonable policies. In fact, the United States imposes on the rest of the world economic policies which are often illconceived and anyway undemocratic, so that protests like those of Seattle in 1999 or Washington in 2000 are perfectly understandable.