Con la dolarización oficial plena de la economía ecuatoriana se amplió el debate sobre el tema, que -salvo el caso de Argentina- había estado más circunscrito a unos cuantos círculos académicos. Desde entonces, alentada por la dolarización en El Salvador y Guatemala, esta posibilidad se plantea como el dilema que afrontarían los países latinoamericanos, presionados por las tendencias integracionistas desatadas con la creación del ALCA. En la práctica, sin embargo y tal como se analiza en este artículo, la dolarización asoma más como el resultado de decisiones y angustias políticas en los países que dolarizan antes que como consecuencia de reflexiones técnicas. A esto se suman las apetencias norteamericanas y, por cierto, la estrategia de los organismos multilaterales. Reconociendo que la dolarización está al servicio de determinados intereses y alianzas hegemónicas internas y externas, aquí se hace un análisis de la dolarización desde varias aristas, resaltando las diversas implicaciones y las principales agendas involucradas, así como una serie de prejuicios e inercias que trascienden las racionalidades estratégicas. Se concluye que los cambios requeridos para impulsar el desarrollo no surgirán espontáneamente con la introducción del dólar y tampoco con esquemas de apertura y liberalización a ultranza. El asunto, entonces, no se reduce a dolarizar o no dolarizar, pues esa no es la cuestión.
The dollarization of the Ecuador economy, opened up the debate over a theme which - except in the case of Argentina- had, until then, been largely restricted to academic circles. Subsequently, with the dollarization of El Salvador and Guatemala, it appears as a general option for Latin American countries under pressure from the integrationist tendencies favored by the United States. The author argues that the decision to adopt the dollar as the national currency, while encouraged by the United States and the multilateral financial organizations, reflects above all the decision and the anxieties of local dominant groups and is not seriously grounded in technical considerations. The article concludes that the changes required to stimulate development will not emerge spontaneously as a result of dollarization, nor will they automatically emerge from a radical liberalization. It is not, therefore a matter of dollarizing or not. That is not the question.