Los debates públicos posteriores al 11 de septiembre de 2001 muestran cómo los dispositivos clasificatorios coloniales preservan su eficacia operativa. Se ejerce un monopolio discursivo que distribuye valores y argumentos de convalidación y condena. Una de las consecuencias de la experiencia colonial es la interiorización, por parte de los dominados, de la inferioridad donde los pone el discurso dominante.
The public debate provoked by the events of September 11, 2001 indicates how the colonial classificatory schemes maintain their operative efficacy. A discursive monopoly distributes values and arguments in order to exonerate or condemn. One of the consequences of the colonial experience is the internalization, on the part of the dominated, of that sense of inferiority attributed to them in the dominant discourse.