Si bien los efectos económicos de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 son contradictorios, al parecer sus consecuencias en términos de políticas económicas apuntan a un cambio notorio de criterios. Al mismo tiempo, una serie de cuestiones que hasta ahora trababan los avances hacia un ordenamiento más justo del comercio mundial, parecen empezar a despejarse. La reconstrucción de una sensación de seguridad en las naciones desarrolladas tendrá que pasar por la construcción de una estabilidad política, un mayor desarrollo y mayor equidad en las regiones más pobres.
While the economic consequences of the terrorist attack on September 11, 2001 are contradictory, in the field of economic policy they appear to be more clear and point towards a notorious change of criteria. At the same time, long-standing obstacles to a more equitable functioning of international commerce begin to cede. The reconstruction of a sense of security for the developed nations calls for the construction of a political stability, greater development and more equity in the poorest regions.