摘要:Durante cinco años, un torbellino cotidiano de tiroteos, apuñalamientos y asaltos afectó a la venta de drogas al aire libre en el vecindario puertorriqueño de Filadelfia, donde residíamos y conducíamos nuestro trabajo de campo. La industria de los narcóticos ha venido a llenar el vacío que dejó la desindustrialización, convirtiendo al antiguo distrito fabril de la ciudad en un mercado de narcóticos a cielo abierto que emplea en sus niveles más bajos a jóvenes puertorriqueños y cuyos clientes son principalmente heroinómanos blancos de bajos recursos. La capacidad para movilizar la furia asegura el éxito en la economía de las drogas, garantiza protección en las cárceles y le provee un ingreso mínimo a una población de bajos recursos estigmatizada cuyos miembros frecuentemente reciben diagnósticos médicos de discapacidad cognitiva. Muchos residentes buscan alianzas en redes sociales que los comprometen a participar en intercambios solidarios de violencia auxiliar. Una dinámica de acumulación primitiva corporizada mata, hiere, discapacita o encarcela a la mayoría de estos empleados de bajo nivel y a sus clientes. Los inflados márgenes de ganancia alrededor de esta dinámica dependen de la violencia y la coerción. Un habitus furibundo impulsa a los vendedores callejeros a defender violentamente el micro monopolio de poder de sus jefes en la economía subterránea como si fuese un asunto de diversión. Estos miembros de los niveles más bajos de la industria del narcotráfico se apresuran a fraguar transacciones comerciales en ausencia de un marco legal en un ambiente de escasez que sin embargo se ve inundado por enormes flujos de dinero, drogas adictivas y armas automáticas. Tras las drásticas reformas a los programas de seguridad social, la mano izquierda del Estado, en la forma de los servicios sociales, intenta prolongar los subsidios para individuos vulnerables diagnosticándolos como discapacitados cognitivos permanentes necesitados de fuerte medicación farmacéutica. La mejor manera de asegurar la continuidad de este frágil subsidio resulta ser los estallidos periódicos de violencia autoinfligida. Simultáneamente, con la anuencia de la mano derecha del Estado, en las cárceles violentas y hacinadas marcadas por formas hostiles de supervisión, la furia se convierte en una valiosa estrategia de protección física para los internos. En resumen, la violencia expresiva se convierte en una base práctica para el sostenimiento económico y para forjar el sentido de dignidad entre hombres y mujeres.
其他摘要:For five years, the open air drug sales block where the authors resided and conducted participant-observation fieldwork in the Puerto Rican corner of inner-city Philadelphia was subject to a routinized whirlwind of shootings, stabbings and assaults. The narcotics industry filled the void left by deindustrialization, turning the city’s former factory district into an open-air narcotics supermarket staffed at the entry level by young Puerto Ricans serving primarily poor white injectors. A capacity to mobilize rage ensures success in the drug economy, protection in prison, and minimal income for the no-longer-worthy poor who are diagnosed as cognitively disabled. Many residents seek alliances in social networks that oblige them to participate in solidary exchanges of assistive violence. A dynamic of embodied, primitive accumulation kills, maims, disables or incarcerates most of this industry’s entry-level employees and customers. Artificially high profit margins depend on violence and coercion. A rage-filled habitus proen pels street-level sellers into violently defending the micro-monopoly power of their bosses in the underground economy as if it were fun. They rush to enforce commercial transactions in the absence of protective legal sanctions in an environment of scarcity that is flooded by streams of cash, addictive drugs and automatic weapons. With the end of welfare entitlements, the left hand of the state, in the form of social services, attempts to continue subsidies for vulnerable individuals by diagnosing scarred bodies and brains as proof of permanent cognitive disability in need of heavy pharmaceutical medication. Periodic outbursts of interpersonal or of self-inflicted rage-filled violence emerge as the best way to ensure the continuity of that fragile public subsidy. Simultaneously, within the bowels of the right hand of the state, in overcrowded, hostilely-supervised violent prisons, rage becomes a valuable physical self-protection strategy for inmates. In short, expressive violence becomes a practical basis for economic sustenance and masculine and feminine self respect.
关键词:Venta de droga; narcóticos; trabajo de campo; economía de las drogas; bajos recursos; flujo de dinero; seguridad social; individuos vulnerables;Drug sales; narcotics; field work; drug economy; low income; cash flow; social security; vulnerable individuals