摘要:La salud mental de las sociedades, donde se ha dado, permitido y amparado la violencia, pasa por la recuperación de la memoria histórica. Los intentos de todas aquellas personas o instituciones que no desean que las desapariciones, las masacres y las torturas queden relegadas al olvido, lejos de caldear ánimos y reabrir heridas ya cicatrizadas, vienen a cerrar esas heridas, que han permanecido abiertas, y a reforzar la cohesión y el orden social. El recordar, es decir, la acción de hacer memoria, y las narraciones que de ella se desprenden no son una simple discusión verbal que intenta reconciliar versiones distintas de eventos acaecidos en el pasado, es la acción que empodera a las mayorías populares, a las víctimas y a sus familiares, de decir y decirse justicia y que va moldeando un conjunto de actitudes prácticas, cognitivas y afectivas, que posibilitan una verdadera reconciliación social. La recuperación de la memoria histórica es, por lo menos para el caso de El Salvador, indispensable para construir una historia que responda a las experiencias y vivencias de las mayorías, que no sea elitista ni, en definitiva, ignorante ni enajenante
其他摘要:The mental health of societies in which violence has occurred, been permitted and been supported results in the recuperation of historical memory. The efforts of all those persons or institutions who do not want disappearances, massacres and torture to be forgotten, far from provoking ill-feeling and reopening wounds that have healed, come to heal those open wounds, and strengthen cohesion and social order. Remembering, in other words, the act of using memory and the accounts that this produces are not a simple verbal discussion whose intention is to reconcile different versions of events occurring in the past. It is the action that empowers the popular majority, the victims and their families, to talk about and convince themselves of justice and that will form a set of practical, cognitive and affective attitudes that will lead to a real social reconciliation. The recuperation of historical memory is, at least in the case of El Salvador, essential to build a history that responds to the experiences of the majority, which will not be elitist, nor in any way, ignorant, or alienating