摘要:La interpretación freudiana del hecho religioso ha supuesto una de las confrontaciones más lacerantes de las propuestas en el siglo XX. Después de Freud no es ya posible considerar la experiencia religiosa al margen de la sospecha de lo que pueden ser los condicionamientos y inconscientes en sus modos de expresión. Más allá de las diferenciaciones sobre lo natural o lo sobrenatural que se pudieron hacer desde el campo teológico, o las de la una supuesta diferencia entre una fe sana y una neurótica tal como se hizo desde unas pretendidas perspectivas clínicas, la fe, toda fe, no puede eludir la interrogación sobre lo que en ella se está diciendo desde sus determinaciones inconscientes. Confesar a Dios como Padre, proclamar la salvación que nos viene por Jesús, adherirse a cualquier dogma o participar en cualquier tipo ritual religioso, constituyen expresiones de fe que pueden responder a registros muy diferentes del sujeto. No es posible, pues, cerrar la problemática que el psicoanálisis plantea a la fe como con una respuesta global y definitiva. La interrogación se mantendrá indefinidamente cada vez que un sujeto enuncie su fe y, habría que añadir, también, cada vez que un sujeto la niegue.
其他摘要:The Freudian interpretation of religious experience has caused one of the most spiteful confrontations in the XXTh century. After Freud it is no longer possible to consider religious experience without taking into account the suspicion of unconscious conditionings and their modes of expression. Beyond all differentiations between the natural and the supernatural that we establish from a theological perspective, or between a healthy and a neurotical faith as witnessed by some so-called clinical viewpoints, faith - all faith - cannot escape from the examination of what it is saying on the basis of unconscious factors. To confess God as Father, to proclaim salvation brought by Jesus, to adhere to any dogma, or to participate in any religious ritual, are faith expressions that may answer very different needs of the individual. It is just not possible, after all, to dismiss the challenges of psycoanalysis to faith in a global and definitive fashion. The challenge will be there indefinitely each time an individual proclaims his or her faith, and, besides, each time he or she denies it.