摘要:En la segunda mitad del siglo XVIII, el espacio público de la villa de Orizaba era recorrido de manera cotidiana por un amplio número de procesiones. Organizadas en general por corporaciones religiosas de seglares, en ellas se mezclaban celebraciones devotas y actos de exhibición profana. En ellas se aprecia una tendencia creciente a la intervención de actores externos (el rey primero y luego, tras la independencia, los gobiernos federal y estatal) y a la politización.