摘要:Este artículo parte de la idea de que la semiotización del mundo conlleva una virtualización o espectralización de las cosas. Desde la emergencia del sujeto en el lenguaje, este proceso de espectralización ha experimentado un continuo desarrollo y en ese sentido nuestra época, dada la complejidad y aceleración de las formas comunicativas, representa una suerte de apogeo. Desde este supuesto, se analiza el enunciado mercancía como fetiche que caracteriza al ciberespacio y permea el discurso amoroso en los sitios de chat y de localización de pareja, nuevo modo de acercamiento en un mundo de soledades. La escritura se oraliza y la seducción opera en ella no como manipulación sino como un juego cuyas reglas todos conocen. Se trata de una autoseducción o enamoramiento por imagen o en espejo tanto en la escritura como en las fotografías que intercambian los usuarios. En este contexto, la ciberpornografía renuncia a lo genital porque hay una feminización del sexo y, por otra parte, una antropomorfización de la máquina complementada por una maquinización de lo humano. Estas transformaciones, sin embargo, son nuevos modos de insistir en los mismos temas y obsesiones que heredamos del discurso amoroso de la Edad Media.
其他摘要:This article starts from the idea that the semiotization of the world assists in a virtualization or spectralization of things. From the emergence of the subject in language, this process of spectralization has undergone a continuous development and in that sense our time, given the complexity and acceleration of communicative forms, represents a kind of peak. From this supposition, we analyze the utterance merchandise as a fetish that characterizes ciberspace and permeates amorous discourse in the chat rooms and dating services which are a new way for closeness in a world of solitudes. Writing becomes oralized and seduction operates in it not as manipulation but as a game whose rules are known to all. It is about an autoseduction or a falling in love through an image or a mirror whether in writing or in the photographs that users exchange. In this context, ciberpornography relinquishes the genital because there is a feminization of sex and, on the other hand, an anthropomorphization of the machine complemented with a machinization of the human. These transformations, however, are new ways to insist within the same themes and obsessions that we inherited from amorous discourse from the Middle Ages.