La desregulación financiera de Estados Unidos y un grupo de países europeos cercanos a la economía estadounidense (particularmente Reino Unido), como resultado de la globalización económico-financiera de los años ochenta; la derogación de la ley Glass-Steagall, en 1999, y la reducción de las tasas de interés, a partir de 2002, fueron elementos clave para que se consolidara, a principios del siglo XXI una nueva arquitectura financiera internacional. Ésta terminó por desencadenar la crisis de 2008-2009, iniciada en Estados Unidos e irradiada casi inmediatamente a Europa y otras regiones del mundo, en una cadena de causalidad en que quedaron implicadas virtualmente todas las instancias del sistema financiero. Aunque los gobiernos de Bush, primero, y Obama, después, reaccionaron pronto, las consecuencias para la economía global fueron severas y siguen presentes, debido a la doble recesión iniciada en 2012 en España, Reino Unido, Italia y otros países europeos (de Grecia nunca se fue), para cuya erradicación se hizo necesario lo mismo el concurso del sistema financiero internacional que la profundización de políticas de ajuste cuyos costos laborales son evidentemente rigurosos y de reversión lenta.
Financial deregulation in USA and a group of European countries close to such an economy, particularly UK, as a consequence of the economic and financial globalization of the 1980s, the Glass-Steagall Act repeal, in 1999, and the lowering of interest rates from 2002 onwards, were key elements for the design of a new international financial architecture. The direct effect of all this was the crisis of 2008-2009, which started in USA and was eradiated almost immediately to Europe and other regions of the world, through a chain of causation that involved virtually all instances of the financial system. Although Bush and Obama administrations reacted swiftly, the consequences for the global economy were paramount, and are still present due to the beginning in 2012 of a double-dip recession in Spain, UK, Italy and other European countries (it never left Greece) and for whose eradication the participation of the international financial system was required, as well as the deepening of adjustment policies, with profound and hard to reverse labor costs.