摘要:El siglo XVIII, aunque heredero de tradiciones y formas propias del siglo anterior, asistió a un movimiento de renovación cultural y científica de sorprendente magnitud: la Ilustración. Para Clark, "aunque la victoria de la Razón se ganó en Francia, la batalla se había iniciado en Inglaterra" (Clark 1984: 363). La Inglaterra del XVIII, la de Wren, Vanbrugh o Lord Burlington, era la Inglaterra de los diletantes, los aficionados, una especie de herederos del ideal renacentista del hombre universal. El Cristianismo, el motor del desarrollo cultural de Occidente durante más de mil años, fue sustituido en el seno de la sociedad intelectual por la "naturaleza", aquellas "partes del mundo visible que no han sido creadas por el hombre y se perciben a través de los sentidos" (Clark 1984: 395).